CREENCIAS Y EMOCIONES QUE ENGORDAN

jueves, 19 de abril de 2012




Las emociones mal gestionadas se quedan dentro de nosotros, y por lo tanto, nos engordan. Tendemos a ocultarlas, por el miedo a vernos a nosotros mismos y asumir que algo está fallando en nuestro interior. Puede ser la soledad o la tristeza, la envidia, la culpa o el remordimiento, la ira o el resentimiento, la ansiedad o el estrés,… Algo tan aparentemente inmaterial como una creencia pueda apoderarse de una existencia física y producir cambios positivos o negativos en sus células.
El neurocientífico Candance Pert, dice que “las moléculas de nuestras emociones se encuentran íntimamente relacionadas, son casi inseparables, de nuestras fisiología”. Por ejemplo, está demostrado científicamente que cuando sentimos estrés, nuestro organismo metaboliza peor las grasas, provocando su acumulación en nuestro organismo.
Muchas veces nos llenamos de fuerza de voluntad para comenzar a adelgazar. Esto puede servir para iniciar ese cambio, es el motor de arranque de un proyecto, pero no sirve para mantenerlo. Si la usamos mucho produce un desgaste físico-mental que no soluciona nuestro conflicto interior. Hará falta pues cuidar nuestra energía interior y exterior. Esto lo haremos cuidando de nuestras emociones. Nuestros deseos de comer aflorarán antes o después, y entonces tendremos que saber negociar con nosotros mismos.
El primer paso en este sentido será dejar de hacer “la vista gorda” pararnos a pensar qué sentimos, cuáles son las emociones que nos llevan comer y las que sentimos durante la comida. Observar las emociones sin enjuiciarlas nos ayudará a comprendernos.
Normalmente, esas emociones buscan ser mitigadas, y uno de los recursos que mejor hemos aprendido para hacerlo es mediante la comida. Se trata de hábitos que en la mayoría de los casos provienen de la propia infancia: ¿cuántas veces nos han dado una chuchería para premiar nuestra actitud?, así, hemos aprendido a relacionar ciertas comidas con sentimientos de reconocimiento. O jugar a comerse todo lo del plato o a ver quién gana, estimulando cierta ansia en relación a la comida, nada beneficiosa para nuestros hábitos alimenticios. Puede ser interesante detectar esas frases que nos decían de pequeños, los mensajes que hemos recibido sobre nuestro cuerpo a lo largo de nuestra vida. Precisamente nuestras emociones nos ayudarán a detectar esas creencias acerca de lo que es bueno y es malo, de lo que debemos hacer y lo que no. 
Algunas creencias las hemos ido “amasando” a lo largo de los años. Tienen que ver con nuestras capacidades: “siempre estaré gorda”, “soy incapaz de relacionarme con las personas” “no valgo lo suficiente”. Trabajar con este tipo de creencias y las dificultades asociadas (baja autoestima, falta de asertividad, resentimientos, etc…) son vitales para conseguir que las emociones no te engorden.
El ritmo de vida que llevamos nos impide comer de una manera consciente, es decir, comemos sin darnos cuenta realmente de cómo lo hacemos. Ralentizar nuestras comidas, centrarnos en el hecho de alimentarnos sin hacer nada más, es un paso importante para reducir nuestra ingesta y comer con mayor orden y mesura. En este sentido, una de las técnicas más utilizadas para conseguir una alimentación más consciente, es el mindfulness.
Si uno de tus próximos propósitos es perder peso, te invitamos a nuestras próximas actividades relacionadas con el tema:
Grupo de facebook: “Quiero perder 5 kilosen los próximos 6 meses” que nos servirá para compartir experiencias y apoyo de cara a conseguir nuestras metas relacionadas con nuestro peso y aprenderemos formas de trabajar con nuestras emociones.

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PON UN COACH DE SALUD EN TU CLUB



La figura de un Coach de Salud empieza a ser demandada en aquellos centros donde se busca un paso más y definitivo, en lo que se refiere al cuidado de la salud de los clientes y a la generación de hábitos duraderos, en especial los referentes a pérdida de peso, buena alimentación, ejercicio físico regular, etc…
En EE.UU., según un ranking de tendencias del American College of Sports Medicine (ACSM), los coaches de salud, es decir, aquellos coaches especializados en entrenar hábitos de salud han saltado del lugar tercero al primero  en demanda ya en el 2008, siendo la más importante tendencia en el mundo del fitness. La razón de esta demanda es que ha sido demostrado que invertir en un coach de salud es muy rentable. Es más, los médicos de familia en EE.UU. están incorporando un Coach de Salud en sus prescripciones, con claros beneficios en las mejoras de los pacientes. En España comienzan a darse los primeros pasos. Saludality es pionera en este campo.
Más del 50% de las personas que comienzan un programa físico abandonan antes de 90 días. Esto implica una sensación de fracaso personal tanto para el Personal Trainer (P.T.) como para el cliente. Las personas quieren estar sanas pero el “peso” que llevan en sus mochilas en ocasiones les impide cumplir sus propósitos. El coaching de salud hace que las personas vacíen esas mochilas definitivamente y carguen sólo con lo esencial.
Consulta nuestro Programa Formativo y de Coaching para Clubes de Fitness y PTs:

Saludality Health & Coaching
http://www.saludality.com/programas/clubes-fitness/http://www.saludality.com/programas/clubes-fitness/

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ARTÍCULO EN EL DIARIO CINCO DIAS

martes, 10 de abril de 2012


Jorge Abad regentó hace años
un gimnasio con su hermano y
se dio cuenta del mercado potencial
de los profesionales en
tránsito. Personas fuera de su ciudad
de residencia por motivos de trabajo
se acercaban a sus instalaciones a
preguntar si podían utilizarlas sólo
un par de días, hasta que acabara su
estancia laboral en
Bilbao.
Con el apoyo de Lan
Ekintza, Beaz, Elkargi y
Spri, Abad puso enmarcha
su proyecto empresarial
Fitness Card, que
le llevó por todo el Estado
en busca de gimnasios
que quisieran
adherirse a su propuesta:
abrir las puertas a los
clientes ocasionales, sin
perder a los habituales.
Esta compañía de Bilbao
tiene un servicio de tarjetas prepago.
Se activan a través de su web. Tras
el envío gratuito al domicilio del cliente,
la tarjeta dispone de un saldo que el
usuario aporta a través de su tarjeta de
crédito ymediante una transacción electrónica.
Con el plástico puede entrar en
250 gimnasios de más de 100 localidades
de toda España. La web de Fitness
indica dónde están esos centros y la ubicación
del más cercano, según donde se
encuentre la residencia temporal del
usuario.
Abad ha recibido peticiones de centros
de Portugal, Irlanda, Inglaterra y Alemania
para adherirse a esta red. Fitness
cobra un porcentaje
sobre el precio de entrada
a cada gimnasio (tarifa
media entre 10 y 15
euros). No hay cuotas
mensuales, el motivo por
el que el 90% de los usuarios
de los gimnasios se
dan de baja, al no amortizar
esa inversión en deporte
y salud. “Si acudes
con una frecuencia de
tres veces o más al
mismo gimnasio, sí te interesa
la cuota. Con nosotros
sólo pagas si utilizas las instalaciones,
que además están donde a tí te
interesan, en cada momento”. Además,
la tarjeta es transferible, su uso se puede
compartir.
El equipo de Fitness Card se completa
con un informático, responsable del
mantenimiento de la web corporativa,
y de un comercial, muy pendiente del
mundo de las redes sociales.
La empresa vasca tiene activas 5.000
tarjetas. El perfil de sus usuarios está repartido
al 50% entre los dos sexos, con
una edad situada entre los 30 y los 55
años. Viven en ciudades grandes, tienen
estudios superiores y se desplazan habitualmente
por motivos de trabajo.
La crisis se está notando “y mucho” en
los gimnasios, “porque es de los primeros
gastos que se quita la gente”, comenta
Jorge Abad. Los cierres de estos establecimientos
forman parte del escenario
urbano de estos tiempos, sobre todo
en los barrios. “También en este sector,
los negocios pequeños son los que más
sufren. Es una actividad que ha cambiado
mucho en los últimos quince años.
De contar con unas instalaciones con sólo
unas cuantas máquinas de musculación
se ha pasado a complejos con piscinas,
saunas, spa, tratamientos de belleza, masajes,
spinning etcétera. Exigen un
nivel de inversión que sólo las grandes
cadenas pueden afrontar”, añade.
También ha surgido en la última década
la competencia de los gimnasios
ubicados en los polideportivos municipales,
cada vez más equipados y con unas
tarifas más bajas que los centros privados.
Aunque los numerosos usuarios que
acuden a ellos saturan las instalaciones,
sobre todo si el gimnasio está en una
zona céntrica. “En algunas máquinas
[como la elíptica de la fotografía] hay que
hacer cola hasta que quedan libres”, señala
un aficionado que suele acudir a las
instalaciones municipales.
Los cambios en las modas deportivas
han puesto en dificultades amás de un
gimnasio, que se ha dotado de pistas de
squash o de salas de aerobic, por ejemplo,
y la caída en la demanda de estas
actividades les ha dejado con una inversión
por amortizar.
De todas formas, la cultura del ocio
unido al deporte, en una sociedad muy
pendiente de la estética personal, sigue
manteniendo vivo el mundo de los gimnasios.
Los empresarios del sector saben
que un 15% de la población no falla a
la hora de ponerse en forma con regularidad,
y con esa base estable del negocio
cuentan para seguir adelante en
medio de la crisis. En este sentido, las
cámaras vascas de comercio han detectado
que no ha bajado la afluencia
a los salones de belleza.

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